jueves, 14 de julio de 2016

ENTRE LA FELICIDAD Y LA INCERTIDUMBRE

   

A raíz de los acuerdos firmados entre el Gobierno y las Farc se ha polarizado la opinión de los colombianos debido a la descalificación que ha hecho, desde el comienzo de los acercamientos, el mal llamado gran colombiano-Álvaro Uribe Vélez- y que ha contagiado a muchos ciudadanos ingenuos, de la desesperanza y la incertidumbre sobre el futuro, que dicho señor y sus aúlicos pronostican como aterrador. 

Sin embargo haciendo memoria y mirando por el retrovisor, los colombianos podemos estar tranquilos puesto que todo lo malo ya le ha pasado a nuestro país y si no creen les enumero lo siguiente:


  •   La  violencia partidista por allá en los cincuentas y que dura hasta nuestros días con algunos cambios especialmente de pelaje, generada, según los estudiosos, por la tenencia de la tierra. 

  • 2  La aparición de las autodefensas que en sus comienzos promueve un gobernador antioqueño muy reconocido.

  • 3    La privatización de la salud por medio de la ley 100 que propone el gran colombiano en sus tiempos de senador y que, mejorada desde sus comienzos por nuestros honorables padres de la patria,  permite a los ladrones de cuello blanco hacerse con la plata de la salud, acabar con hospitales  y generar la muerte a infinidad de colombianos-y de la que no se ocupan nuestros senadores y representantes- por la voracidad de las entidades organizadas para “velar por la salud de los ciudadanos”.

  • 4   La apertura económica promovida por el insigne presidente César Gaviria Trujillo, que da cabida a los tratados de libre comercio, que acaban con la agricultura y la industria nacional y mandan a nuestros campesinos a conformar los cinturones de miseria de las ciudades y que también se atribuyen al señor Uribe.

  • 5   La creación del programa Familias en Acción por los conservadores, que despojó del último asomo de orgullo a la gente sin recursos,  llenó de hijos a madres cabeza de familia y de votos a Uribe.

  • 6   El regalo, por pedazos, del país a las transnacionales del petróleo y la minería-que están acabando con el agua- que hace el mismo señor Uribe.

  • 7   Las diversas reformas tributarias que agobian a los trabajadores con impuestos mientras que a las grandes compañías se les eximen de tal  pago o le vuelven día la noche a los amigos empresarios, para que no paguen horas extras, con el pretexto de que se hace para que se genere empleo.

  • 8   Por último, aunque hay muchas otras, la corrupción que ha sido consentida y propiciada por los gobiernos y autoridades en todos los niveles y que ha dado para que se privaticen todos los servicios públicos, se reelijan mandatarios y se facilite el robo de la plata para la construcción de toda clase de obras, la alimentación de los niños, la organización de eventos, los impuestos y un largo etcétera.

Así que ¡tranquilos conciudadanos! Nada más malo nos puede pasar. Lo único será el cambio de nombres y de directorios. Los periodistas ya no estarán a la cola de Uribe para entrevistarlo pues irán tras Timochenko; la bolsa de empleos la manejarán, de común acuerdo, los mismos con las mismas.

Nosotros seguiremos madrugando, dándole golpes al mundo y cuidándonos de los delincuentes que, rebautizados con otros nombres, seguirán haciendo de las suyas.

Aunque, sería injusto no hacerlo, debemos reconocer que esta parte de la reconciliación es un gran comienzo y que Santos, con grandes errores, ha hecho algo que estaba en mora de hacerse: sacar al campesino y al pueblo raso del fuego cruzado entre las fuerzas armadas y la guerrilla de las farc. Por algo se empieza.

Fernando Bedoya Londoño.
Cc 17.624.615

viernes, 2 de agosto de 2013

Volví

¡Hola amigos! He vuelto y tengo mucho que decirles. Por hoy les dejo un sencillo texto que implica una reflexión sobre la vida. Seguiré escribiendo a mis amigos y a algunos estudiantes a quienes les interesa escuchar a su maestro, porque en la actualidad las palabras de los maestros son solamente artículos que-aunque son importantes-los copian de internet. No hay una producción personal. ¿Será que no les gusta escribir o que no saben escribir? Queda uno como con dudas puesto que manejan unos fundamentos excelentes y han tenido unas experiencias extraordinarias. Pero no se conocen sus escritos, llámense cuentos, poesías o ensayos. ¿Qué pasará? En lo que a mi compete y de acuerdo con lo que siempre le he dicho a mis estudiantes-que nunca los pondré a hacer algo que yo no sea capaz de hacer-seguiré escribiendo y proponiendo mis textos como ejemplo para ellos.

¿Cómo comenzar?

¿Comenzar? Pero, ¿Cómo? De qué hablar en momentos tan tranquilos como éste en los cuales uno está hueco por dentro, como desocupado, como cuando se destapa un tarro y uno espera que tenga suficiente líquido, grano, harina o que sé yo y no encuentra sino un poco de eso pegado en el asiento del recipiente y debes raspar para sacarlo. Así estoy ahora y al raspar mi cerebro lo único que me sale,-con esa cuchara que es el recuerdo-, son destellos de todo aquello que ofende mi forma de pensar de acuerdo con mis principios, mi educación, mis conceptos o mi forma de ver la vida o visión del mundo, como algunos la llaman y yo lo digo a veces, para darle cierto caché a mis palabras. Así, en esos destellos, alcanzo a pensar o a ver, pedazos de cosas, de palabras o de situaciones; un pedazo semi- des- compuesto de una naranja,-mas o menos así como está escrito-, o reflexiono en qué estaría pensando aquella persona que cuando le preguntaron a qué personaje admiraba, contestó que a Santa Teresa de Calcuta pero que afortunadamente ya había muerto; o veo en mi pensamiento unos valores deshilachados, arrancados, vueltos nada de tanto manoseo, de tanto cartelito de colores que contamina las paredes de las instituciones educativas, pero que no se proyectan en acciones tendientes a mejorar nuestra vida de relación o convivencia, como se llama ahora, y así poner el grano de arena que siempre falta y que todos queremos ser los últimos en colocar para constituirnos en supremos sacerdotes en el rito que hará posible la paz; o simplemente observar situaciones como la invasión del gobierno de los Estados Unidos a Irak con motivaciones muy endebles o la entrega del poder a las autoridades irakíes en los últimos días con el aumento de sus fuerzas armadas en este país. Y van saliendo, con esos resplandores, temas muy importantes para desarrollar con profundidad, con orden y objetividad en un momento que no sea tan tranquilo como éste, en el que estoy un poco distraído por el son de la música, o no vengan los temas atropelladamente, de una, como sucede cuando el cuarto de San Alejo está lleno de cosas y uno abre la puerta y termina acostado en el piso, debajo de palos de escoba, traperos viejos, y toda una serie de adminículos de diferentes materiales, comprados con mucho gusto en las diez o veinte ferias artesanales que se han organizado o recibidos como regalos de los amigos, adquiridos con igual gusto y de la misma procedencia, y que después de colocarlos en los lugares adecuados se van cambiando de sitio hasta que, convertidos en basura sentimental, van a parar al dichoso cuarto y de éste, muchísimo tiempo después, a la carretilla de un basuriego, llamado ahora reciclador, o a las manos de un pariente, pobre pero honrado, que los recibe por obligación para no ofendernos, y de lo cual nos damos cuenta cuando llega alguno de los nuestros a casa y nos dice que en la esquina estaba botado un cucharero de alambre muy parecido a uno que papá compró en la feria artesanal de 1.985. Al cuarto de San alejo,-que no es tal cuarto sino un rincón de nuestra casa, el ángulo que forma la puerta del patio que no se cierra o un hueco originado por la falta de planos para la construcción de aquella-, lo llamamos en nuestro país el rincón o cuarto de los trastos y ya casi no se puede llenar, porque no hay dinero para comprar trebejos. Fernando Bedoya, julio 6 de 2.004

lunes, 18 de enero de 2010

Hoy como ayer, mañana y siempre

Autor: Fernando Bedoya Londoño; Florencia-Caquetá-Colombia; carrera 24 N° 3-22, barrio Yapurá I, teléfono 4346093, celular 3016781338.
e-mail: mariofbed@gmail.com


Ha madrugado la niebla de otros días; la oscuridad empaña los espejos
y un cielo color leche, con lágrimas pequeñas, se instala entre las almas;
no ha amanecido aún, mas la gente camina presurosa
detrás de la luz amarillenta de los focos, entre las torvas callecitas,
de las manzanas podridas del barrio adormilado.

Paso a paso, una a una,
las almas dejan la lluvia de cristales que las ciega
y salen de las sombras tutelares.
Hombro a hombro, mano a mano, la gente recoge los lamentos
de los muñecos destrozados.

Ha amanecido ya como otros días; la tímida luz dora los techos,
y cual mágica llave de rayos rutilantes, abre las puertas y ventanas;
poco a poco, lento y lento, las almas se camuflan en las charcas;
gentes llegan, gentes parten; Unas y otras, entran y salen
y cambian las acciones; duermen unas, vagan otras;
sueñan unas, velan otras;
y se pasean por calles destrozadas,
mirando aquí y allá, a ese lado, a otro lado.

Y lloro a lloro, lágrima a lágrima,
Recogen los destrozos dueños de los lamentos.


Vuelve la niebla, tal otro día, y amanece, como hace días,
y se levantan cual otros días, y se lamentan, como hace días.
así y asá, aquí y acá, y más allí, y más allá, hombro con hombro,
hembra con hombre, hombre con hembra y ambos con hambre.


Amor, aroma fino que penetra,
como cuchillo viejo, entre los ojos
y hace agonizar al no tenerte,
o al sentir que escapas como un rayo de sol en un espejo;
agonía, lenta agonía por no verte o ver que te vas
como la luna entra en la noche sorprendida;
volver, como viajero que regresa
sin haber descendido a la estación;
adiós, como se dan las despedidas
cuando ya no se quiere;
muerte, que no comprendo
y me penetra, con el frío glacial.


Mas no morí por tu presencia ida,
ni por la ausencia de tu aroma amor;
o por la daga herrumbre en el entrecejo centro;
ni mucho menos por tu escape de circo en un reflejo;
tampoco fue larga agonía, lenta;
o la luna sorpresa de la noche entrando en una estela;
Ni tu revuelta vuelta;
O tu salida olímpica y saludo al regresar:
Ya no quería tu presencia
y me encontró la muerte,
entre los fríos fierros
de las heladas ruedas
del tren en que regresas.


Con este poema participo en el segundo Concurso de Poesía de Heptagrama

viernes, 30 de octubre de 2009

A mis queridos poetas

La labor creativa de los poetas latinoamericanos no se podía dejar de lado. Por esto pensé en el "creacionista" Vicente Huidobro, para quien dije así:

HUIDOBRO

I

Salta Altazor del cielo hacia el abismo
sin querer oponerle resistencia,
dándole a sus estrofas la cadencia
que les presta su rítmico eufonismo.

Escinde las palabras, las combina
y las lanza en bandadas a los cielos,
mitades de sonoros violonchelos,
las otras voladoras golondrinas.

Se hermanan el monte y la distancias,
las brisas, las alondras y la noche,
los pájaros, la lira y la cadencia.

Florece en el poema como un broche,
obra del hacedor por su conciencia,
una nube de insectos en la noche.

A mis queridos poetas

Otro de los buenos, para mí y muchos, el cubano Nicolás Guillén, de quien digo así:
GUILLÉN

I

Baila al son Nicolás de su atabal
bajo el rayo de la nocturna luna,
en un corro cercano a la laguna
que refleja la danza en su cristal.

Y las nuevas y ardientes negras bellas
van al ruedo y remecen sus caderas
y en sus brillantes ojos cual esferas
capturan el fulgor de las estrellas.

Canto negro a Ochún y Yemayá,
danza negra que en la noche retumba,
voz del negro que tumba y no se va.

Y en el cañaduzal la zafra zumba
en las manos del negro que aquí está
y ha metido a la América en su rumba.

A mis queridos poetas

Otro de mis predilectos es Pablo Neruda, Neftalí Reyes Basoalto, a quien dedico el siguiente soneto:

NEFTALÍ

I

Palabras rumorosas como mares,
cantos de amor, de muerte y esperanza,
minas de zinc, nieves en lontananza,
arroyos, ventisqueros y pinares.

Poemas que fustigan a tiranos,
historias de su América nativa,
fornidos labradores, frente altiva,
dibujando el futuro con sus manos.

Paraísos de piedras y animales,
hombres de barro, poetas de vitral,
abogados y jueces pro imperiales,

O cosacos en soberbio pedestal,
que proponen sus obras comunales,
como muestras de política social.